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3 de diciembre de 2015

Despedida

Os tengo que dar dos noticias, e iré al grano...
  1. Esto es un adiós. El blog de "Los Pilares de la Ciencia" cierra sus puertas. Aunque sus contenidos seguirán permanentes para todos aquellos que los quieran consultar, el blog dejará de ser editado por una serie de motivos. Espero que hayáis disfrutado de estos casi cinco años y que hayáis aprendido de los contenidos que os he ofrecido.
  2. Nuevo blog. Pues los motivos del cierre de este blog no son otros que... ¡la apertura de un nuevo blog! Creo que es algo que LPDLC me pedía a gritos: una evolución. Y así ha sido. Y no ha sido fácil, pero al final se ha conseguido. La línea editorial, será similar a la de este blog, aunque haré mucho más hincapié en opiniones personales y habrá varias colaboraciones que ya iréis conociendo.
Bueno, pues no me quiero extender más. Os dejo con el nuevo blog:


¡Os espero! 

 

25 de noviembre de 2015

Así pierde masa una futura súpernova

Existen estrellas gigantes, súpergigantes e hipergigantes. Las últimas son las menos conocidas por las escasez de ellas, pero las hay. Es el caso de VY Canis Majoris: un auténtico Goliat estelar. Con una masa de entre 30 y 40 veces la del Sol y un tamaño que llegaría hasta la órbita de Júpiter la convierten en una de las estrellas más grandes de la Vía Láctea. Este enorme tamaño indica que está en los últimos estadios de su vida como estrella.

Imagen 1: Entorno que rodea a VY Canis Majoris. La estrella propiamente dicha está tras el disco negro utilizado ara enmascarar su luz. Créditos: ESO.

Pero parece ser que esta estrella estaba perdiendo masa a un ritmo más acelerado de lo normal, algo que inquietaba a los científicos y que querían darle explicación. Y para lograrlo la estudiaron con el instrumento SPHERE (Spectro-Polarimetric High-contrast Exoplanet REsearch) del VLT (Very Large Telescope). Las primeras imágenes revelaron cómo la brillante luz de VY Canis Majoris iluminaba las nubes de material de su entorno.

Haciendo un estudio más exhaustivo pudieron analizar con mayor profundidad el interior de estas nubes de gas y polvo, y además, vieron como la luz de las estrellas era dispersada y polarizada por el material circundante, algo clave para determinar el tamaño del polvo de la nube, que se tasó en 0,5 micras, un tamaño unas 50 veces mayor de lo esperado para tratarse de medio interestelar.

Imagen 2: Campo que muestra el cielo alrededor de la estrella VY Canis Majoris. Está situada en el centro de la imagen, que también incluye las nubes de gas resplandeciente rojo hidrógeno, nubes de polvo y el cúmulo brillante estrella alrededor de la brillante estrella Tau Canis Majoris hacia la parte superior derecha. Créditos: ESO/Digitized Sky Survey 2.

“Cuando estas estrellas se acercan a sus últimos días, pierden una gran cantidad de masa. En el pasado sólo podíamos teorizar acerca de cómo sucedía, pero ahora hemos encontrado grandes granos de polvo alrededor de esta hipergigante. Son lo suficientemente grandes como para ser lanzados lejos por la intensa presión de radiación de la estrella, lo cual explica su rápida pérdida de masa”, explica Peter Scicluna, de la Academia Sínica (Taiwán) y autor del artículo que expone la investigación.

Cuando esa estrella llegue a su final, la tremenda supernova que producirá podrá ser vista en la constelación del Can Mayor, y su luz competirá con la de la Luna llena. Eso sí, seguramente falten unos cientos de miles de años para que eso suceda,o ¿quién sabe? Quizás ocurra antes...
Esta investigación se ha presentado en la revista Astronomy & Astrophysics en un artículo titulado “Large dust grains in the wind of VY Canis Majoris” (P. Scicluna et al., 2015, A&A; arXiv:1511.07624)
Artículo científico:

Referencias:

Agradecimientos:
- Davide De Martin

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24 de noviembre de 2015

Los gases del sistema solar primitivo

La sonda NEOWISE (NEO-Wide field Infrared Survey Explorer) (NASA) ha observado desde su lanzamiento en 2009 un total de 163 cometas, lo que representa el mayor sondeo de cometas en el infrarrojo realizado hasta la fecha. Los datos recopilados están aportando nuevos conocimientos sobre las tasas de producción de gases difíciles de observar desde la Tierra, como el dióxido de carbono y monóxido de carbono.

Esta dificultad de observación viene dada por la abundancia de estas dos moléculas en nuestra propia atmósfera ya que enmascara la señal procedente del espacio. Como la sonda NEOWISE está muy por encima de la atmósfera, hace posible realizar de forma precisa mediciones de emisiones de estos gases en los cometas.

Imagen 1: Vista ampliada del cometa C/2006 W3 (Christensen) observado por la sonda WISE el 20 de abril del 2010. Créditos: NASA/JPL-Caltech.

Mientras que el acercamiento de los cometas al Sol impulsa la sublimación del hielo de agua en los cometas, a distancias más grandes y temperaturas más frías, son las moléculas como el monóxido de carbono o el dióxido de carbono las que pueden ser las principales fuentes de actividad cometaria. Estas dos moléculas eran comunes en el sistema solar primitivo y parte de los gases que formaban fueron confinados por los cometas en su interior, estando presentes desde entonces.

"Es la primera vez tenemos una gran evidencia estadística de monóxido de carbono saliendo en forma gaseosa de un cometa cuando se está alejado del Sol," explica James Bauer, investigador principal adjunto de la misión NEOWISE en el JPL (Jet Propulsion Laboratory) de la NASA en Pasadena (Estados Unidos) y autor del artículo que expone la investigación. "El hecho de haber emitido cantidades importantes de monóxido estando alejado más de cuatro unidades astronómicas del Sol -unos 600 millones de kilómetros- nos muestra que los cometas pueden haber guardado la mayor parte de los gases cuando se formaron", añade.

De esta manera, la presencia de esos gases hace que los cometas sean considerados, todavía más, las cápsulas del tiempo del sistema solar primitivo. Observarlos es observar la composición del sistema solar en sus primeros tiempos.
El artículo que recoge esta investigación fue publicado en la revista Astrophysical Journal bajo el título "The NEOWISE-Discovered Comet Population and the CO+CO2 production rates" (James M. Bauer et al., 2015, ApJ 814 85)

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por James M. Bauer (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos; Infrared Processing and Analysis Center, California Institute of Technology, Estados Unidos), Rachel Stevenson (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Emily Kramer (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), A. K. Mainzer (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Tommy Grav (Planetary Science Institute, Estados Unidos), Joseph R. Masiero (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Yan R. Fernández (Department of Physics, University of Central Florida, Estados Unidos), Roc M. Cutri (Infrared Processing and Analysis Center, California Institute of Technology, Estados Unidos), John W. Dailey (Infrared Processing and Analysis Center, California Institute of Technology, Estados Unidos), Frank J. Masci (Infrared Processing and Analysis Center, California Institute of Technology, Estados Unidos), Karen J. Meech (Institute for Astronomy, University of Hawaii, Estados Unidos; NASA Astrobiology Institute, Institute for Astronomy, University of Hawaii, Estados Unidos), Russel Walker (Monterey Institute for Research in Astronomy, Estados Unidos), C. M. Lisse (Applied Physics Laboratory, Johns Hopkins University, Estados Unidos), Paul R. Weissman (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Carrie R. Nugent (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Sarah Sonnett (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Nathan Blair (Infrared Processing and Analysis Center, California Institute of Technology, Estados Unidos), Andrew Lucas (Infrared Processing and Analysis Center, California Institute of Technology, Estados Unidos), Robert S. McMillan (Lunar and Planetary Laboratory, University of Arizona, Estados Unidos), Edward L. Wright (Department of Physics and Astronomy, University of California, Estados Unidos) y los equipos de WISE y NEOWISE.
Artículo científico:

Referencias:

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18 de noviembre de 2015

Cuando nacen los monstruos

¿Cuándo nacieron las primeras galaxias masivas? Es una pregunta que se han preguntado los astrónomos desde hace tiempo. El hecho de observar las galaxias masivas más antiguas podría resultar sencillo debido a que son objetos muy brillantes en comparación con los demás objetos del universo lejano, pero es muy complicado ya que se encuentran en escaso número. De hecho, resulta más sencillo encontrar galaxias lejanas pequeñas y mucho más fáciles, precisamente porque que son mucho más numerosas.

Un estudio liderado por Karina Caputi del Instituto de Astronomía de Kapteyn en la Universidad de Groningen (Países Bajos) ha intentado dar respuesta a la pregunta de cuándo nacieron estos monstruos galácticos. Para ello han utilizado imágenes combinadas del telescopio espacial Spitzer y del sondeo ultraVISTA, uno de los seis proyectos que está realizando VISTA (Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy) con el objetivo de hacer un censo de galaxias débiles cuando el universo estaba entre los 750 y los 2.100 millones de años.

Imagen 1: Campo de visión del sondeo ultraVISTA. En rojo aparecen las galaxias masivas recién descubiertos. Créditos: ESO/UltraVISTA team.

Más de 500

El equipo de investigadores liderado por Caputi ha sacado a la luz un gran número de galaxias lejanas que habían escapado a sondeos anteriores. "Descubrimos 574 galaxias masivas nuevas, la muestra más grande de este tipo de galaxias ocultas del universo temprano jamás reunida", explica Caputi.

Los astrónomos descubrieron que las galaxias masivas de aquella época eran más abundantes de lo que se había pensado. Las nuevas galaxias descubiertas suponen la mitad del número total de galaxias masivas presentes cuando el universo tenía entre 1.000 y 1.500 millones años, un dato que contradice los modelos actuales de evolución de galaxias en el universo temprano, que no predicen la existencia de este tipo de monstruosas galaxias en esas épocas tempranas.

Imagen 2: Algunas de las galaxias recién descubiertas, en primer plano marcadas con dos líneas perpendiculares. Créditos: ESO/UltraVISTA team.

"No encontramos evidencia de la presencia de estas galaxias masivas antes de unos 1.000 millones de años después del Big Bang, así que estamos seguros de que las primeras galaxias masivas debieron formarse en esos momentos”, concluye Henry Joy McCracken, coautor del artículo.

Cambiando las reglas del juego

Como estas nuevas galaxias están cambiando las reglas del juego que los astrónomos consideraban, el conjunto ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) echará una mano en las observaciones. También están a la espera del E-ELT (European Extremely Large Telescope), que también será de gran ayuda, pero para éste, todavía tendremos que esperar un poco...
Esta investigación fue publicada en la revista Astrophysical Journal bajo el título "Spitzer bright, ultraVISTA faint sources in cosmos: The contribution to the overall population massive galaxies at z=3-7" (K.I. Caputi et al, 2015, ApJ 810:73)

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está compuesto por Karina I. Caputi (Kapteyn Astronomical Institute, University of Groningen, Países Bajos), Olivier Ilbert (Laboratoire d'Astrophysique de Marseille, Aix-Marseille University, Francia), Clotilde Laigle (Institut d'Astrophysique de Paris, Francia), Henry J. McCracken (Institut d'Astrophysique de Paris, Francia), Olivier Le Fèvre (Laboratoire d'Astrophysique de Marseille, Aix-Marseille University, Francia), Johan Fynbo (Dark Cosmology Centre, Niels Bohr Institute, Dinamarca), Bo Milvang-Jensen (Dark Cosmology Centre, Niels Bohr Institute, Dinamarca), Peter Capak (NASA/JPL Spitzer Science Centre, California Institute of Technology, Estados Unidos), Mara Salvato (Max-Planck Institute for Extragalactic Physics, Alemania) y Yoshiaki Taniguchi (Research Center for Space and Cosmic Evolution, Ehime University, Japón).
Artículo científico:

Referencias:

Agradecimientos:
- TERAPIX/CNRS/INSU/CASU

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4 de noviembre de 2015

Tan grande como antiguo

En una región muy remota del cosmos unos astrónomos han encontrado una agrupación gigante de galaxias gracias a observaciones llevadas a cabo por el telescopio espacial Spitzer y la sonda WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer). Este gran cúmulo, mantiene sus miles de galaxias unidas gravitatoriamente y va creciendo a medida que incorporan nuevos miembros.

Para encontrar este cúmulo los científicos analizaron el catálogo de WISE con el objetivo de encontrar candidatos a cúmulos de galaxias distantes. Luego, mediante los datos de Spitzer, redujeron a 200 los objetos más interesantes en un proyecto llamado MaDCoWS (Massive and Distant Clusters of WISE Survey).

Imagen 1: Cúmulo galáctico MOO J1142+1527. Las galaxias rojas del centro conforman el corazón de este cúmulo. Créditos: NASA/JPL-Caltech/Gemini/CARMA.

"Es la combinación de Spitzer y WISE lo que nos ha permitido reducir desde 250.000 objetos a tan solo los cúmulos de galaxias más masivos", dijo Anthony González, de la Universidad de Florida (Estados Unidos) y autor principal del artículo que recoge esta investigación.

Una vez centrados en el gran cúmulo, llamado MOO J1142+1527, se usaron los telescopios del W.M. Keck Observatory y del Gemini Observatory para medir la distancia que nos separaba de él, siendo de 8.500 millones de años luz. Además, usando el conjunto de telescopios CARMA (Combined Array for Research in Millimeter-wave Astronomy), los científicos fueron capaces de determinar que la masa del cúmulo es mil billones (10^15) de veces la de nuestro Sol, convirtiéndose así en el cúmulo galáctico más masivo conocido y más alejado de nosotros.

Imagen 2: El gráfico de la izquierda muestra una región de 10' x 10' del cúmulo MOO J1142+1527 obtenido de los datos de WISE. El recuadro inteior muestra una región de 3,5' x 3,5' centrada en el cúmulo que corresponde con el gráfico de la derecha, basado en la observación realizada por Spitzer. En ambos gráficos los puntos rojos marcan localizaciones individuales de galaxias obtenidas con WISE. Créditos: A.H. Gonzalez et al., 1015, ApJ, 812 L40.

"En base a nuestra comprensión de cómo crecen los cúmulos de galaxias al principio de nuestro universo, este grupo debe ser uno de los cinco más masivos de aquellos momentos", afirma Peter Eisenhardt, científico del proyecto de WISE en el JPL (Jet Propulsion Laboratory) de la NASA en California (Estados Unidos) y co-autor del artículo que expone la investigación. El próximo año se analizarán con Spitzer más de 1.700 candidatos a cúmulos de galaxias para buscar el mayor del grupo.

Un dato para reflexionar es que la luz que nos llega de este cúmulo nos muestra cómo era hace 8.500 millones de años, mucho antes de que nuestro sistema solar se hubiera formado.

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Esta investigación se ha publicado en la revista Astrophysical Journal Letters en un artículo titulado "The massive and distant clusters of WISE Survey: MOO J1142+1527, a 10^15 M⊙ galaxy cluster at z = 1.19", por A.H. Gonzalez et al.

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por Anthony H. González (Department of Astronomy, University of Florida, Estados Unidos), Bandon Decker (Department of Physics and Astronomy, University of Missouri, Estados Unidos), Mark Brodwin (Department of Physics and Astronomy, University of Missouri, Estados Unidos), Peter R.M. Isehardt (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Daniel P. Marrone (Steward Observatory, University of Arizona, Estados Unidos), S.A. Stanford (Department of Physics, University of California, Estados Unidos; Institute of Geophysics and Planetary Physics, Lawrence Livermore National Laboratory, Estados Unidos), Daniel Stern (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Dominika Wylezalek (Department of Physics and Astronomy, Johns Hopkins University, Estados Unidos), Greg Aldering (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos), Zubair Abdulla (Department of Astronomy and Astrophysics, University of Chicago, Estados Unidos; Kavli Institute for Cosmological Physics, University of Chicago, Estados Unidos), Kyle Boone (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; Department of Physics, University of California Berkeley, Estados Unidos), John Carlstrom (Department of Astronomy and Astrophysics, University of Chicago, Estados Unidos; Kavli Institute for Cosmological Physics, University of Chicago, Estados Unidos), Parker Fagrelius (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; Department of Physics, University of California Berkeley, Estados Unidos), Daniel P. Gettings (Department of Astronomy, University of Florida, Estados Unidos), Christopher H. Greer (Steward Observatory, University of Arizona, Estados Unidos), Brain Hayden (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; Space Sciences Lab, University of California Berkeley, Estados Unidos), Erik M. Leitch (Department of Astronomy and Astrophysics, University of Chicago, Estados Unidos; Kavli Institute for Cosmological Physics, University of Chicago, Estados Unidos), Yen-Ting Lin (Institute of Astronomy and Astrophysics, Academica Sinica, Taiwan), Adam B. Mantz (Kavli Institute for Particle Astrophysics and Cosmology, Stanford University, Estados Unidos; Department of Physics, Stanford University, Estados Unidos), Stephen Muchovej (California Institute of Technology, Owens Valley Radio Observatory, Estados Unidos; California Institute of Technology, Department of Astronomy, Estados Unidos), Saul Perlmutter (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; Department of Physics, University of California Berkeley, Estados Unidos) y Gregory R. Zeimann (Department of Astronomy and Astrophysics, Pennsylvania State University, Estados Unidos).
Artículo científico:

Referencias:

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28 de octubre de 2015

De Henrietta al centro de la galaxia

Es conocido que la astrónoma Henrietta Swan Leavitt descubrió que el período de las estrellas cefeidas está íntimamente relacionado con el brillo, siendo esta propiedad utilizada para calcular distancias con una precisión extrema.

Lo que no era tan conocido es que en el núcleo de nuestra galaxia hubiese cefeidas extremadamente jóvenes. "Se cree que el bulbo central de la Vía Láctea está formado por un gran número de estrellas viejas, pero los datos de VISTA han revelado algo nuevo y muy joven para los estándares astronómicos", afirma Istvan Dékány, autor principal del estudio llevado a cabo con datos del sondeo VVV (VISTA Variables in the Via Lactea).

Imagen 1: Diagrama con la ubicación de las cefeidas recién descubiertas en una ilustración de la Vía Láctea. Créditos: ESO/Microsoft Worldwide Telescope.

Y es que un total de 655 candidatas a cefeidas han sido encontradas en el bulbo de nuestra Vía Láctea, donde 35 de ellas han sido catalogadas como cefeidas clásicas y tras analizarlas, los científicos se han visto sorprendidos por su extraordinaria juventud. "Las 35 cefeidas clásicas descubiertas tienen menos de 100 millones de años de edad. La cefeida más joven puede incluso tener solo unos 25 millones años de edad, aunque no podemos excluir la posible presencia de cefeidas incluso más jóvenes y brillantes", explica Dante Minniti de la Universidad Andrés Bello (Chile), co-autor del estudio.

Este hallazgo proporciona una evidencia sólida de que han estado naciendo nuevas estrellas en el bulbo de la Vía Láctea al menos durante los últimos 100 millones de años.

Hay algo más

Tras analizar las nueves cefeidas, los científicos observaron un delgado disco de estrellas jóvenes en el bulbo galáctico, invisible a sondeos anteriores ya que estaba enterrado tras densas nubes de polvo pero con VISTA ha sido posible observar.

"Esta parte de la galaxia era totalmente desconocida hasta que nuestro sondeo VVV la descubrió", comenta Minniti."Es una demostración de la inigualable capacidad del telescopio VISTA para sondear regiones galácticas extremadamente oscurecidas que no pueden estudiarse en ningún otro sondeo actual o planificado para el futuro", añade Dékány.

VISTA está resultando un sondeo muy productivo, porque previamente a este descubrimiento ya contaba con el hallazgo de otras estrellas variables, nuevos cúmulos de estrellas y explosiones de estrellas.

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VVV es un sondeo público de ESO realizado con el telescopio VISTA que tiene el objetivo de obtener imágenes en diferentes momentos de las partes centrales de la galaxia en cinco bandas del infrarrojo cercano.
Esta investigación se ha presentado en la revista Astrophysical Journal Letters dentro de un artículo que lleva por título “The VVV Survey reveals classical Cepheids tracing a young and thin stellar disk across the Galaxy’s bulge”, por I. Dekany et al.

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por I. Dékány (Instituto Milenio de Astrofísica, Chile; Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile), D. Minniti (Universidad Andres Bello, Chile; Instituto Milenio de Astrofísica MAS and Basal CATA, Chile; Vatican Observatory, Vatican City State), D. Majaess (Saint Mary’s University, Canadá; Mount Saint Vincent University, Canadá) , M. Zoccali (Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile; Instituto Milenio de Astrofísica, Chile), G. Hajdu (Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile; Instituto Milenio de Astrofísica, Chile), J. Alonso-García (Universidad de Antofagasta, Chile; Instituto Milenio de Astrofísica, Chile), M. Catelan (Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile; Instituto Milenio de Astrofísica, Chile), W. Gieren (Universidad de Concepción, Chile; Instituto Milenio de Astrofísica, Chile) y J. Borissova (Universidad de Valparaíso, Chile; Instituto Milenio de Astrofísica, Chile).
Artículo científico:

Referencias:
- New Galactic star clusters discovered in the VVV survey (J. Borissova et al., 2011, A&A 532, A131)
- Three Galactic globular cluster candidates found in the VVV survey (C. Moni Bidin et al., 2011, A&A 535, A33)

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27 de octubre de 2015

Siete claves para comprender el sobrevuelo de Encélado

Por primera vez la sonda Cassini (NASA) sobrevolará el interior de una pluma criomagmática. Será en Encélado y al analizarla nos mostrará con detalle la composición del océano global de este satélite de Saturno. El sorevuelo será mañana, pero antes, os dejo siete puntos clave para comprender esta maniobra:

Imagen 1: Esquema de Encélado con su océano interno y las plumas del polo sur de la luna. Créditos: NASA/JPL-Caltech.
1) Cassini ha descubierto una notable actividad geológica en Encélado entre las que se encuentran estas plumas formadas por hielo, vapor de agua y moléculas orgánicas procedentes de su océano global interno.

2) Este sobrevuelo será la intrusión más profunda de Cassini a través de las plumas criomagmáticas de Encelado.

3) El sobrevuelo no pretende detectar vida, pero sí proporcionar nuevos conocimientos sobre cómo de habitable es el oceánico interno de Encelado.

4) Se pretende obtener información sobre la cantidad de actividad hidrotermal que se está produciendo en el interior de Encelado, lo que podría tener implicaciones importantes para la potencial habitabilidad del océano en cuanto a la sustentación de formas simples de la vida.

5) Se espera comprender mejor la química de los materiales eyectados. Con la baja altura del sobrevuelo se quiere detectar las moléculas más pesadas, incluyendo materia orgánica.

6) La maniobra ayudará a resolver la cuestión de si la pluma es una columna, una cortina, una acumulación de plumas más pequeñas o una mezcla de todo lo anterior. Al saber su morfología se conocerá cómo viaja el material desde el océano hasta la superficie.

7) El poder cuantificar la cantidad de material que ha sido vertido al espacio daría una pista sobre el tiempo que Encelado podría haber estado activo.
Mañana es el sobrevuelo. Veremos cómo transcurre y las pistas que nos ofrece para comprender mejor ese mundo lleno de preguntas.

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Referencias:

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23 de octubre de 2015

En las galaxias, el tamaño no importa

El universo temprano siempre ha despertado interés entre los científicos, especialmente en momentos como cuando se hizo transparente a la luz ultravioleta: es interesante y no conocemos todos los detalles de esa época, llamada reionización y que se produjo cuando la espesa niebla de gas de hidrógeno se dispersó.

Gracias al reciente descubrimiento de más de 250 galaxias que ya estaban ahí cuando el universo tenía 600-900 millones de años se ha podido datar con mayor precisión cuándo finalizó esa época de reionización, porque su luz, extremadamente tenue, nos ha llevado a aquellos momentos. "Las galaxias más débiles detectadas en estas observaciones son más débiles que cualquier otro objeto descubierto en las observaciones de campos profundos del Hubble", señala Johan Richard, del Observatorio de Lyon (Francia) y coautor del artículo que recoge la investigación.

Imagen 1: Cúmulo de galaxias MACS J0416.1-2403, uno de de los analizados en esta investigación para estudiar el período de reionización. Créditos: NASA, ESA and the HST Frontier Fields team (STScI).

Tras estudiar esta débil luz de las nuevas galaxias el equipo determinó por primera vez que las galaxias más pequeñas pueden haber sido las causantes de hacer que el universo fuera transparente. "Si tomamos en cuenta sólo las contribuciones de las galaxias brillantes y masivas, vimos que no eran suficientes para que el Universo se reionizase. Se necesitaba una población más abundante de galaxias enanas poco brillantes", explica Hakim Atek de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (Suiza) y autor principal del artículo que recoge la investigación.

Imagen 2: Cúmulo de galaxias MACSJ0717.5+3745 obtenido del programa Frontier Fields y analizado por el equipo liderado por H. Atek. Créditos: NASA, ESA and the HST Frontier Fields team (STScI).

Para llegar a estas conclusiones, el equipo utilizó imágenes producidas por una lente gravitacional en tres cúmulos de galaxias que forman parte del programa Frontier Fields del telescopio espacial Hubble. "Los cúmulos en el Frontier Fields actúan como poderosos telescopios naturales y nos muestran estas galaxias enanas tenues que de otra forma serían invisibles", explica Jean-Paul Kneib, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) y co-autor del artículo que expone la investigación.

Imagen 3: Cúmulo de galaxias Abell 2744, apodado Pandora. Fue el primero de los seis objetivos del programa Frontier Fields que se analizó en esta investigación. Créditos: NASA, ESA and the HST Frontier Fields team (STScI).

Con esto, la época de reionización se estima que finalizó alrededor de 700 millones de años después del Big Bang, y por primera vez saben cómo pudo suceder este fenómeno que hizo que la luz en el universo tuviera vía libre para propagarse.

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El artículo que recoge la investigación ha sido publicado en la revista Astrophysical Journal bajo el título "Are Ultra-faint Galaxies at z = 6−8 Responsible for Cosmic Reionization? Combined Constraints from the Hubble Frontier Fields Clusters And Parallels", por H. Atek et al.

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por Hakim Atek (Laboratoire d’Astrophysique, Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne, Suuiza; Department of Astronomy, Yale University, Estados Unidos), Johan Richard (CRAL, Observatoire de Lyon, Francia), Mathilde Jauzac (Institute for Computational Cosmology, Durham University, Reino Unido; Astrophysics and Cosmology Research Unit, University of KwaZulu-Natal, Sudáfrica), Jean-Paul Kneib (Laboratoire d’Astrophysique, Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne, Suiza; Aix Marseille Université, CNRS, LAM UMR 7326, Francia), Priyamvada Natarajan (Department of Astronomy, Yale University, Estados Unidos), Marceau Limousin (Aix Marseille Université, CNRS, LAM UMR 7326, Francia), Daniel Schaerer (Observatoire de Genève, Suzia; CNRS, IRAP, Francia), Eric Jullo (Aix Marseille Université, CNRS, LAM UMR 7326, Francia), Harald Ebeling (Institute for Astronomy, University of Hawaii, Estados Unidos), Eiichi Egami (Steward Observatory, University of Arizona, Estados Unidos) y Benjamin Clement (CRAL, Observatoire de Lyon, Francia).
Las imágenes 1, 2 y 3 han sido tomadas por el telescopio espacial Hubble a través de los instrumentos ACS (Advanced Camera for Surveys) y WFC3 (Wide Field Camera 3) en una composición con los siguientes filtros:
Filtro óptico en banda B (435 nm) del instrumento ACS
Filtro óptico en banda V (606 nm) del instrumento ACS
Filtro infrarrojo en banda I (814 nm) del instrumento ACS
Filtro infrarrojo en banda Y (1.05 um) del instrumento WFC3
Filtro infrarrojo en banda J (1.25 um) del instrumento WFC3
Filtro infrarrojo en banda H (1.40 um) del instrumento WFC3
Filtro infrarrojo en banda W (1.60 um) del instrumento WFC3
Artículo científico:

Referencias:

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22 de octubre de 2015

La pequeña caníbal

Científicos de la misión K2 del observatorio espacial Kepler (NASA) han encontrado un pequeño objeto rocoso a modo de pequeño planeta o asteroide que se está desgarrando mientras se mueve en espiral alrededor de una estrella enana blanca en la constelación de Virgo, confirmando la teoría de que las enanas blancas pueden canibalizar posibles planetas de su sistema solar.

"Es la primera vez que presenciamos un planeta en miniatura destrozado por la intensa gravedad de su estrella, vaporizándose y precipitando materiales hacia ella", explica Andrew Vanderburg, del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics en Cambridge (Estados Unidos) y autor principal del artículo que expone esta investigación.

Imagen 1: Representación artística de un pequeño cuerpo rocoso evaporándose alrededor de una enana blanca. Créditos: CfA/Mark A. Garlick.

El objeto en desintegración, del tamaño de un gran asteroide, es el primer objeto planetario confirmado en tránsito alrededor de una enana blanca. En su tránsito, el pequeño planeta bloquea hasta el 40 por ciento de la luz de la estrella, pero llamó la atención que la curva de luz del tránsito no era simétrica, sino más alargada en un flanco lo que indicaría la presencia de una cola a modo de anillo de escombros que rodea la estrella indicando que el pequeño planeta se está vaporizando.

Además del extraño tránsito, Vanderburg y su equipo encontraron signos de elementos pesados en la atmósfera de la estrella cuando lo que se espera es que las enanas blancas tengan superficies químicamente puras de hidrógeno y helio. El hecho de encontrar en esta y otras estrellas de este tipo elementos como el calcio, silicio, magnesio o hierro, puede ser debido a la presencia de planetas en desintegración.

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Esta investigación ha sido presentada en un artículo de la revista Nature bajo el título "A disintegrating minor planet transiting a white dwarf", por A. Vanderburg et al.

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por Andrew Vanderburg (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), John Asher Johnson (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), Saul Rappaport (Department of Physics-Kavli Institute for Astrophysics and Space Research/Massachusetts Institute of Technology, Estados Unidos), Allyson Bieryla (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), Jonathan Irwin (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), John Arban Lewis (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), David Kipping (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos; Department of Astronomy/Columbia University, Estados Unidos), Warren R. Brown (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), Patrick Dufour (Institut de Recherche sur les Exoplanètes/Université de Montréal, Canadá), David R. Ciardi (NASA Exoplanet Science Institute/California Institute of Technology, Estados Unidos), Ruth Angus (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos; Department of Physics/University of Oxford, Reino Unido), Laura Schaefer (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), David W. Latham (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), David Charbonneau (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), Charles Beichman (NASA Exoplanet Science Institute/California Institute of Technology, Estados Unidos), Jason Eastman (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), Nate McCrady (Department of Physics and Astronomy/University of Montana, Estados Unidos), Robert A. Wittenmyer (School of Physics-Australian Centre for Astrobiology/University of New South Wales, Australia) y Jason T. Wright (Department of Astronomy and Astrophysics-Center for Exoplanets and Habitable Worlds/The Pennsylvania State University, Estados Unidos).
Artículo científico:
- A disintegrating minor planet transiting a white dwarf (A. Vanderburg et al. 2015, Nature 526, 546–549)

Referencias:

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21 de octubre de 2015

El beso final de dos estrellas

En la Gran Nube de Magallanes y situado a unos 160.000 años luz de nosotros se encuentra un objeto muy particular. Se trata del sistema estelar doble VFTS 352, el vivero más activo de nuevas estrellas en el universo cercano. Nuevas observaciones del VLT (Very Large Telescope) de ESO han revelado que estamos ante uno de los objetos más extraños jamás encontrado.

Imagen 1: Representación artística del sistema binario VFTS 352. Créditos: ESO/L. Calçada.

Observado con el instrumento FLAMES (Fibre Large Array Multi Element Spectrograph) del VLT y como parte del sondeo VLT FLAMES de la Tarántula, se ha visto que el sistema está formado por dos estrellas muy calientes, brillantes y masivas que orbitan entre sí en poco más de un día brillando con una potente luz blancoazulada debido a las altas temperaturas a las que se encuentran, de unos 40.000º C. Además, las estrellas están tan juntas que sus superficies se superponen habiéndose formado un puente entre ellas.

Estrellas vampiro

Estas estrellas dobles tan particulares están relacionadas con el comportamiento extraños de las "estrellas vampiro", donde la compañera menor absorbe material de la superficie de la más grande, tal y como se puede ver en el artículo "Binary Interaction Dominates the Evolution of Massive Stars" (H. Sana et al, 2012, Sci 337, 444-446). Pero el caso de VFTS 352 es muy particular, ya que el tamaño de las dos estrellas es prácticamente idéntico por lo que el material no es atraído de una estrella a otra, sino que lo comparten.

Este tipo de sistema es muy raro porque la etapa en la que se encuentra VFTS 352 es de una duración extremadamente corta. “VFTS 352 es el mejor de los casos encontrados hasta ahora de estrella doble masiva y caliente que presenta este tipo de mezcla interna”, explica Leonardo A. Almeida, de la Universidad de Sao Paulo (Brasil) y autor principal del artículo que expone esta investigación.

Imagen 2: Región de formación estelar de La Tarántula. Allí se encuentra el sistema estelar doble VFTS 352, marcado con una cruz hacia el centro de la imagen. Créditos: ESO/M.R. Cioni/VISTA Magellanic Cloud survey.

Los dos escenarios

Los científicos todavía no saben como acabará este "beso" de las estrellas que componen VFTS 352, pero han barajado dos posibles escenarios:
1) Las estrellas terminarán fusionándose en una estrella gigante magnética de rotación rápida.
2) Si las estrellas se mezclan lo suficientemente bien, ambas permanecerán compactas y el sistema podrá evitar la fusión.
En el caso de que esta historia se desarrolle según el escenario 2, llevaría a los objetos por un nuevo camino evolutivo que estaría fuera de la evolución estelar clásica. Terminarían sus vidas como dos explosiones de supernova simultáneas formando un sistema binario de agujeros negros que proporcionarían una intensa fuente de las ondas gravitacionales predichas por la teoria general de la relatividad de Albert Einstein.

Independientemente de cómo termine esta historia, el sistema ya ha proporcionado a los astrónomos nueva y valiosa información sobre los poco conocidos procesos evolutivos de los sistemas de estrellas binarias de contacto masivas.

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El artículo asociado a esta investigación se ha publicado en la revista Astrophysical Journal bajo el título “Discovery of the massive overcontact binary VFTS 352: Evidence for enhanced internal mixing”, por L. Almeida et al.

El equipo está formado por L.A. Almeida (Johns Hopkins University, Estados Unidos; Instituto de Astronomia, Geofísica e Ciências Atmosféricas/Universidade de São Paulo, Brasil), H. Sana (STScI, Estados Unidos; KU Leuven, Bélgica), S.E. de Mink (University of Amsterdam, Países Bajos), F. Tramper (University of Amsterdam, Paises Bajos), I. Soszynski (Warsaw University Observatory, Polonia), N. Langer (Universität Bonn, Alemania), R.H. Barba (Universidad de La Serena, Chile), M. Cantiello (University of California, Estados Unidos), A. Damineli (Universidade de São Paulo, Brasil), A. de Koter (University of Amsterdam, Países Bajos; Universiteit Leuven, Bélgica), M. Garcia (Centro de Astrobiología/INTA-CSIC, España), G. Gräfener (Armagh Observatory, Reino Unido), A. Herrero (Instituto de Astrofísica de Canarias, España; Universidad de La Laguna, España), I. Howarth (University College London, Reino Unido), J. Maíz Apellaniz (Centro de Astrobiología/INTA-CSIC, España), C. Norman (Johns Hopkins University, Estados Unidos), O.H. Ramírez-Agudelo (University of Amsterdam, Países Bajos ) y J.S. Vink (Armagh Observatory, Reino Unido).
Artículo científico:

La imagen 2 es una composición en luz visible e infrarroja captada por el instrumento WFI (Wide Field Imager) del telescopio MPG/ESO de 2,2 metros y por el telescopio VISTA (Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy) en los siguientes filtros:
- Filtro óptico en banda V (WFI)
- Filtro infrarrojo en banda V (VISTA)
- Filtro óptico en banda R (WFI)
- Filtro infrarrojo en banda J (VISTA)
- Filtro infrarrojo en banda K (VISTA)

Referencias:
- Binary Interaction Dominates the Evolution of Massive Stars (H. Sana et al, 2012, Sci 337, 444-446)

Agradecimientos:

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20 de octubre de 2015

La luz de la destrucción

La constelación más famosa de los cielos seguramente sea la de Orión. Un total de siete estrellas forman una figura reconocible en forma de dos trapecios unidos por tres estrellas denominadas Alnilam, Almitak y Mintaka, o lo que es lo mismo, las tres estrellas del Cinturón de Orión. Fácilmente distinguible a simple vista y bajo estas tres estrellas, se encuentra la famosa nebulosa de Orión formando parte de la daga del gigante mitológico.

Imagen 1: Nebulosa de Orión captada por el instrumento ACS (Advanced Camera for Surveys) a bordo del telescopio espacial Hubble. Créditos: NASA, ESA, M. Robberto ( Space Telescope Science Institute/ESA) and the Hubble Space Telescope Orion Treasury Project Team.

Si observamos esta nebulosa a los prismáticos se nos mostrará como una nube bien definida, y si la observamos con un telescopio, podemos incluso ver estrellas en su interior. Cuando es la fotografía la que nos muestra la nebulosa, se pueden apreciar detalles que fascinan a cualquiera. Uno de esos detalles es la nebulosa del Trapecio que, está situada a 1.500 años luz de nosotros, es la región de esas características más cercana.

El Trapecio pertenece a una región llamada OMC 1. Expuesta a una fuerte radiación ultravioleta, todavía se puede apreciar la nebulosa que lo originó, pero la radiación emitida por las estrellas que nacieron de ella la está destruyendo. Esta destrucción hace que esta nebulosa primigenia brille en una radiación muy particular, la del carbono ionizado.

Imagen 2: Composición en color de la nebulosa de Orión donde se aprecian las diferentes regiones de ionización. Créditos: Goicoechea et al. 2015.

Esta radiación del carbono ionizado se aprecia también en lejanas galaxias donde se están formando nuevas estrellas a un ritmo muy intenso. Estas lejanas radiaciones apenas se observan desde tierra; para hacerlo se utilizan grandes telescopios como ALMA (Atacama Large Millimeter-submillimeter Array). La ventaja es que desde el espacio es más sencillo y allí tenemos el telescopio espacial Herschel, el más grande que hemos puesto ahí arriba.

Instalado en Herschel tenemos el instrumento HIFI (Heterodyne Instrument for the Far-Infrared), capaz de hacer espectroscopía de alta resolución y analizar con gran detalle esta radiación del carbono ionizado ayudando a caracterizar la formación estelar en lejanas galaxias, pero también analizar la región OMC 1. Esta región para los científicos es un laboratorio donde sucede lo mismo que en aquellas lejanas galaxias, pero mucho más cerca.

"Lo sorprendente de este trabajo es que las condiciones físicas reveladas por las imágenes de Herschel en la vcindad de las estrellas del Trapecio pueden dominar y ayudarnos a comprender la emisión de C+ a escalas de una galaxia entera", afirma R. Goicoechea del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC), autor principal del artículo que expone la investigación. Gracias a esta investigación podemos analizar de una manera más sencilla lo que sucede en remotos lugares del universo.

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Esta investigación ha sido publicada en la revista The Astrophysical Journal bajo el título "Velocity-resolved [CII] emission and [CII]/FIR Mapping along Orion with Herschel", por J. R. Goicoechea et al.

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por Javier R. Goicoechea (Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid-ICMM/CSIC, España), D. Teyssier (Herschel Science Centre-ESA/ESAC, España), M. Etxaluze (Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid-ICMM/CSIC, España; RAL Space, Reino Unido), P.F. Goldsmith (Jet Propulsion Laboratory/California Institute of Technology, Estados Unidos), V. Ossenkopf (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), M. Gerin (LERMA/Observatoire de Paris/PSL Research University/CNRS/Sorbonne Université/UPMC, Francia; École Normale Supérieure, Francia), E.A. Bergin (Department of Astronomy/University of Michigan, Estados Unidos), J.H. Black (Department of Earth and Space Sciences/Chalmers University of Technology/Onsala Space Observatory, Suecia), J. Cernicharo (Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid-ICMM/CSIC, España), S. Cuadrado (Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid-ICMM/CSIC, España), P. Encrenaz (LERMA/Observatoire de Paris/PSL Research University/CNRS/Sorbonne Université/UPMC, Francia), E. Falgarone (LERMA/Observatoire de Paris/PSL Research University/CNRS/Sorbonne Université/UPMC, Francia; École Normale Supérieure, Francia), A. Fuente (Observatorio Astronómico Nacional-OAN/IGN, España), A. Hacar (Institute for Astrophysics/University of Vienna, Austria), D.C. Lis (LERMA/Observatoire de Paris/PSL Research University/CNRS/Sorbonne Université/UPMC, Francia), N. Marcelino (INAF/Istituto di Radioastronomia, Italia), G.J. Melnick (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), H.S.P. Müller (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), C. Persson (Department of Earth and Space Sciences/Chalmers University of Technology/Onsala Space Observatory, Suecia), J. Pety (Institut de Radioastronomie Millimétrique, Francia), M. Röllig (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), P. Schilke (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), R. Simon (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), R.L. Snell (Department of Astronomy/University of Massachusetts, Estados Unidos) y J. Stutzki (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania).
Artículo científico:
- Velocity-resolved [CII] emission and [CII]/FIR Mapping along Orion with Herschel 

La imagen 1 ha sido tomada por el instrumento ACS  a bordo del telescopio espacial Hubble en una composición de los siguientes filtros:
-  Filtro óptico en banda B (435 nm)
- Filtro óptico en banda V (555 nm)
- Filtro óptico en banda H-Alpha (658 nm)
- Filtro infrarrojo en banda I (775 nm)
- Filtro infrarrojo en banda Z (850 nm)

Referencias:

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19 de octubre de 2015

¿Extraterrestres? Sin pruebas, no

Imaginad que observáis algo que no sabéis cómo ha podido ser construido, generado o desarrollado. Ante la falta de pruebas, ¿qué haríais? Os doy dos opciones:
  1. Atribuirlo a una civilización inteligente de procedencia extraterrestre.
  2. Seguir investigando para llegar a una solución.
No hay que ser científico para saber cuál es el camino correcto. Pero os sorprendería saber que hay investigadores que han optado por la primera opción.

El caso es que este fin de semana varios periódicos han hablado de una estructura que rodea a una estrella de mediana edad a raiz de los datos proporcionados por el observatorio espacial Kepler. La estrella, que tiene el nombre de KIC 8462852, está situada a 1.500 años luz en dirección a la constelación de Cygnus. Quede por delante que la autora de la investigación, Tabetha Boyajian, del Departamento de Astronomía de la Universidad de Yale (Estados Unidos) en ningún momento habla de inteligencia extraterrestre. Todo lo contrario: apunta a la posibilidad de que se trate de una nube de cometas.

Imagen 1: Representación artística de una nube de cometas alrededor de una estrella. Créditos: Agencias.

El problema llega cuando dos científicos no autores del artículo científico y que no han participado activamente en el análisis de los datos, Jason Wright de Penn State y Andrew Siemion del proyecto SETI, ante la imposibilidad de llegar a una conclusión de lo que sucede alrededor de KIC 8462852 y antes de realizar los nuevos análisis de la estrella que tendrán lugar el próximo enero, otorgan la creación de esa estructura a una civilización extraterrestre.

Sin embargo, lo que sí han hecho Wright y compañía es remitir un texto a la revista científica Astrophysical Journal hablando de extraterrestres como explicación al origen de esta estructura, a pesar de que la explicación más plausible es la nube de cometas.

¿Por qué lo han hecho? Seguramente para crear sensacionalismo y que el proyecto SETI, financiado de manera privada, esté en boca de todos. En mi opinión, es una forma de hacer publicidad para buscar financiación ya que no sería la primera vez que el proyecto SETI se queda sin fondos.

Imagen 2: Lo que algunos piensan que rodea la estrella KIC 8462852. Créditos: Agencias.

Mis conclusiones

¿Es éticamente correcto hacer creer la existencia de civilizaciones extraterrestres para obtener financiación? Desde luego, para mí no lo es. En enero se barrerá la estrella de arriba a abajo con los mejores instrumentos que disponemos y siguiendo las pautas que Boyajian indicó en las conclusiones de su artículo para averiguar qué ocurre realmente en esa estrella.

Personalmente espero que se confirme la presencia de la nube cometaria a la que hace referencia Boyajian para que ciertos científicos dejen de hacer palabrería sobre estos temas. El día que nos enfrentemos al hallazgo de civilizaciones extraterrestres, lo sabremos porque no se podrá rebatir. Pero esta investigación al no haber llegado a conclusiones cerradas, no se puede hablar de ni de extraterrestres ni de cometas. Lo que sí se puede hacer es decir cuál de las dos opciones es la más plausible. Y en este caso es la nube de cometas. Pero lo sabremos cuando se analicen los datos que llegarán en enero.

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Artículo científico:
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16 de octubre de 2015

Como si estuviéramos en Encélado

Pues ahí lo tenéis: Encélado como nunca antes lo habíamos visto en unas imágenes captadas durante el sobrevuelo que la sonda Cassini realizó el pasado 14 de octubre situándose a tan solo 1.839 kilómetros de la superficie del satélite.

Imagen 1: Ampliación de una zona del polo norte de Encélado. Créditos: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute.

Los científicos esperaban encontrar una región craterizada, pero se han topado con una región llena de contrastes. "Las regiones del norte están atravesados por una red en tela de araña formada por delgadas que surcan los cráteres", explica Paul Helfenstein, miembro del equipo de Cassini en la Universidad de Cornell (Estados Unidos).

Imagen 2: Cráteres en la zona norte de Encélado surcados por finas fracturas. Créditos: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute.

El resto de imágenes se pueden ver en: 

El próximo 28 de octubre la sonda volverá a tener un encuentro con Encélado. Se situará a 49 Km de la región polar sur haciendo una incursión en el géiser helado que emerge de su superficie. Los científicos esperan datos que muestren con claridad cómo se está produciendo esa actividad hidrotermal y averiguar nuevos detalles químicos del océano subterráneo para ver realmente qué potencial de habitabilidad tiene el satélite.

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Referencias:

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